«Cristianos e hindúes: construyamos la paz en la verdad, en la justicia, en el amor y en la libertad» es el título que encabeza el Mensaje para la fiesta del Deepavali 2023 que ha hecho público el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso.
«Cristianos e hindúes: construyamos la paz
en la verdad, en la justicia, en el amor y en la libertad»
Mensaje para la fiesta del Deepavali 2023
Ciudad del Vaticano
(Texto íntegro)
Queridos amigo hindúes:
El Dicasterio para el Diálogo Interreligioso quiere haceros llegar este mensaje lleno de alegría y expresaros los mejores deseos en la celebración mundial del Deepavali el 12 de noviembre. ¡Que Dios, Luz Suprema, ilumine vuestras mentes y vuestros corazones, bendiga vuestros hogares y vuestros barrios y llene vuestras vidas de paz y felicidad!
Este año se cumple el sexagésimo aniversario de encíclia de Juan XXIII Pacem in Terris (Paz en la tierra). En 1963, cuando el mundo estaba desconcertado y al borde de una guerra nuclear, este documento lanzó una llamada oportuna, apasionada y más necesaria que nunca a los líderes y a los pueblos del mundo para que trabajasen juntos por la paz, exhortándoles a encontrar soluciones a los problemas en clima de amistad y en espíritu de confianza recíproca, a través del diálogo y las negociaciones. El Papa Juan XXIII, ahora venerado como santo, afirmó proféticamente que «la paz es una palabra vacía si no se funda sobre… un orden basado en la verdad, establecido de acuerdo con las normas de la justicia, sustentado y henchido por la caridad y realizado bajo los auspicios de libertad (n. 167). Inspirados por esta amplitud de perspectivas que la Pacem in terris proponía para edificar la paz, quisiéramos, en esta ocasión, compartir con vosotros algunas reflexiones sobre la construcción de la paz en la verdad, la justicia, el amor y la libertad.
La enseñanza de Pacem in terris ha hecho posible que, en los últimos sesenta años, se haya tomado más conciencia en todo el mundo – aunque a distinto nivel – de la necesidad de respetar la dignidad trascendental de las personas, sus derechos legítimos y su responsabilidad común de trabajar por el bien común en un mismo espíritu de solidaridad. También ha dado lugar a movimientos que se involucran apasionadamente en la protección y la defensa de los derechos humanos y la promoción de la paz a través del diálogo y la negociación. Sin embargo, la plena realización de su profecía de paz sigue siendo un sueño lejano, que solo podrá lograrse gracias al esfuerzo y la colaboración por parte de hombres y mujeres de todas las tradiciones religiosas y de todos los sectores de la sociedad. Estos esfuerzos deben continuar y progresar aún más.
Las iniciativas encaminadas a promover la paz y el bien común universal no tienen que ceder ante al pesimismo, al desánimo y la renuncia. Estas actitudes puede estar causadas por el menosprecio de la dignidad humana; por la negación o la limitación de los derechos y las libertades fundamentales de los ciudadanos, incluyendo los derechos religiosos; por la intolerancia y la discriminación; por la violencia y la agresividad contra quienes son étnica, cultural, económica, lingüística o religiosamente diferentes, o contra los miembros más vulnerables de la sociedad. El pesimismo y el desánimo pueden hacerse también hoy presentes, como ocurría en 1963, sin embargo san Juan XXIII, hombre de profunda esperanza, estaba convencido de que la paz era posible, siempre que estuviera fundada en la verdad, la justicia, el amor y la libertad. Estos son, como insistiría san Juan Pablo II, de feliz memoria, «las condiciones esenciales para la paz» y «los pilares fundamentales de la paz» (ver: Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de Paz 2003 – Pacem in terris: un compromiso permanente, nn. 3-4). Como creyentes, debemos manifestar nuestra aspiración a la paz mediante esfuerzos coherentes y consecuentes, basados en una lealtad inquebrantable a esto pilares.
En nuestro esfuerzo por contribuir a la construcción de un mundo en paz con todos los medios que están a nuestro alcance, debemos fortalecer estos pilares de la paz. Por ello, las familias, con el ejemplo de los padres y losmayores, así como las instituciones educativas y los medios de comunicación, deberían desempeñar un papel preeminente, siendo inspiradores del deseo de la paz a los hombres y mujeres de todas las edades, y enseñándoles los valores que construyen la paz.
El diálogo interreligioso tiene un gran potencial para fomentar la confianza recíproca y la amistad social entre las comunidades interreligiosas, y de hecho se ha convertido en «una condición necesaria para contribuir a la paz mundial» (Papa Francisco, Discurso a la delegación de la Asociación de antiguos alumnos de la Fraternidad Emouna, 23 de junio de 2018). Por lo tanto, corresponde a las religiones y a los líderes religiosos animar a sus fieles para que sean personas cuyas vidas estén moldeadas por la verdad, la justicia, el amor y la libertad. Como creyentes y líderes de nuestras respectivas religiones, con la convicción común y la responsabilidad compartida del bienestar de la humanidad, podemos esforzarnos sinceramente, cristianos e hindúes, en convertirnos en artesanos de la paz. Uniéndonos a los fieles de otras tradiciones religiosas y a todas las personas de buena voluntad, podemos trabajar juntos en la construcción de un mundo sobre el fundamento estable de la verdad, la justicia, el amor y la libertad, para que todos puedan disfrutar de una paz auténtica y duradera.
¡Os deseamos a todos un feliz Deepavali!
Miguel Ángel Ayuso Guixot, MCCJ, Prefecto
Mons. Indunil Janakaratne Kodithuwakku Kankanamalage, Secretario